En la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, nosotras, militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, nos reafirmamos en el compromiso del mundo que estamos construyendo: Un mundo donde “todos los seres humanos vivan libres de toda violencia. Donde ningún ser humano le pertenezca a otro. Donde ninguna persona pueda ser esclavizada, forzada al casamiento, deba realizar trabajo forzoso, sea objeto de tráfico o de explotación sexual.” El 25 de noviembre de 2007 – jornada internacional de lucha contra la violencia hacia las mujeres – nos movilizamos en el mundo entero para reafirmar la libertad, la paz, la justicia, la solidaridad, la igualdad.
Los valores de la Carta :
Condenamos el patriarcado, sistema milenario de desigualdades, explotación, privilegios, discriminaciones, valores, normas, políticas, por el que la autoridad y el poder recae en los hombres y en lo masculino, basado en la premisa de una supuesta inferioridad natural de las mujeres en tanto que seres humanos, que lleva a una estratificación en la cual las mujeres ocupan un papel inferior, un sistema que genera violencias.
Condenamos el machismo, que niega el derecho a la autonomía corporal, sexual y reproductiva, a la felicidad y el placer de las mujeres, usando la violencia sexual, afectando nuestra capacidad de goce, deseo y ejercicio de todos los derechos. El machismo reduce a las mujeres a objetos sexuales y condena a las lesbianas y promueve el sexismo, la prostitución, la trata de mujeres y niñas, la violencia contra las mujeres y niñas y niños.
Condenamos el racismo en nuestros países, que junto con la opresión de clase y género, se convierten en una trenza de dominación que condena a las mujeres campesinas, indígenas, inmigrantes y afrodescendientes a las peores condiciones de vida.
Aún existen Estados autoritarios que utilizan la violencia contra mujeres protagonistas de movimientos de mujeres y sociales. Sólo en la última semana recibimos llamados para solidarizarnos con mujeres reprimidas en Burma, Colombia, Guinea, Irán e Pakistán.
Donde hay violencia, hay resistencia. Las mexicanas denuncian los vínculos entre la militarización y la criminalización de los pobres y de los movimientos sociales y la violencia patriarcal. Ellas alzan la voz de las mujeres víctimas abusadas sexualmente en las zonas de frontera con Estados Unidos, que están militarizadas o en situaciones de represión omo Oaxaca y Atenco.
Donde hay violencia, hay resistencia. Las mexicanas denuncian los vínculos entre la militarización y la criminalización de los pobres y de los movimientos sociales y la violencia patriarcal. Ellas alzan la voz de las mujeres víctimas abusadas sexualmente en las zonas de frontera con Estados Unidos, que están militarizadas o en situaciones de represión omo Oaxaca y Atenco.
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