Creo verlos, en cada esquina, en cada lugar, meciendo alguno que no pueda soltar.
Se me ocurre, espiarlos en sus intimidades, sin molestar, solo estando por estar.
Recuerdo las fuerzas, los juegos, las ideas, las pantallas y las máscaras-fracturas que nos hicieron ser uno mas.
No olvido los abrazos, los masajes, los contactos aquí y allá .
Siento esos silencios donde todo estaba por callar, por decir-no decir.
Sé que juntos somos una pequeña isla en un mar de incomprensión, violencia y soledad, pero aquí estamos, hermanados en esta realidad.
Lazos que unen y tejen, madejas de relaciones que nos abrirán el pecho a otros hombres, a otras realidades, incluso a ellas, en plural.
Nunca nos hemos ido de este viaje ancestral de andar lo humano hombre como algo natural, llegó al hora de ponernos a pensar :
¿Qué oculto?¿Qué me nutre?
¿Cuándo y cuánto me expongo de verdad?
¿Qué es lo que me da a conocer ?
Un nombre, una herencia, una señal.
Cuerpos forjados en la erosión, en la irracionalidad del querer avanzar
Pechos ceñidos aguantando, sin llorar, aguantando, sin hablar.
De pronto, y sin permiso, las palabras que brotan, andan la montaña , nutren ríos y quien sabe donde van.
Volver a empezar, mirar a la cara, limpia; sin conjeturas , sin supuestos, sólo mirar…
Volver a andar con los cuerpos y los sentimientos más colocados en su lugar, tarea para indagar.
Hermanos del Cajón, dulces ruiseñores de guerras anteriores
Habitantes de la humanidad, levanten sus ojos, aflojen sus hombros, tengan piernas para andar, la cordillera , junto a nuestra perseverancia, los guiarán.
No se apuren , nútranse, que los Soles americanos harán lo suyo por alumbrar.
Soles mayas, andinos, mapuches , tehuelches , luces de la eternidad, sombras de lo arcaico, de lo temido, de lo dolido, de lo que no se puede nombrar.
Hombres del Cajón, allá vamos, con pasos confiados, con danzas conjuntas hacia lugares dispares, haciendo tierra y cielo a la vez.
Hermanos del Cajón, mi celebración hacia todos ustedes, en cada territorio, en cada tiempo que estemos, no habrá más negación, solo aceptación en la dulzura del ser, en la ternura del hacer-haciendo, en la postura del re-conocimiento y la creación conjunta.
Hermanos del Cajón esto no es el final sino el principio de algo nuevo, que como agua de río surgirá, sin empujar, sin tiempos precisos, brotará como la vida misma del deseo, el cuidado , el encuentro , lo sutil del convivir.
Gracias por estar en este mundo.
HUGO
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