“Uno de los debates de estos días es la baja en la edad de imputabilidad penal. Como no podía ser de otra manera, los argumentos con que se sostiene tal propuesta dicen mucho de nosotros y de la sociedad que formamos. Basta recorrer los periódicos o los noticieros de TV o, muy especialmente, los comentarios que los lectores hacen en las ediciones online de los diarios, para sentir la necesidad de preguntarse por la diferencia entre ingenuidad y crueldad o, si se quiere, entre ignorancia e hipocresía”, reflexiona en una columna periodística el sociólogo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes Rodolfo Luis Brardinelli. “El trabajo en negro y la consecuente ausencia de sostén institucional, el deterioro de la escuela y del sistema de salud, la angustia del presente y la sofocante ausencia de futuro no pueden ser desconocidas como causas del delito. ¿Alguien, que no sea un hipócrita, puede negar esto? Quienes califican a los menores que delinquen como lacras o animales, ¿realmente nunca han pensado que este país, el país que produce estos chicos, lo hemos construido entre todos? Quien no se pregunta si la fiesta del “déme dos” en Miami, el cierre de fábricas, la liquidación del Estado y su buen pasar actual, tienen algo que ver con el pibe “empastillado” que robó al vecino, ¿lo hace por ignorancia o por hipocresía? Hay, sin embargo, lugar para pensar en una tercera alternativa”. “Pensar que no se trata sólo de ignorancia o de hipocresía sino de ideología. Pensar si los argumentos no son en realidad sólo pantallas, recursos discursivos para ocultar un posicionamiento previo, violento y represivo, para velar un odio inconfesable a esos que llamamos “delincuentes” o “villeros” o, directamente, “negros”. El desprecio al diferente, al que hay que “separar” o invisibilizar o “callar”. (...) Si a alguien le parecen exageradas estas reflexiones puede recorrer nuestras cárceles: comprobará que sólo encarcelamos pobres, villeros, negros. Puede también repasar los comentarios de los lectores. Encontrará en ellos una violencia que quizá ni sospeche, encontrará quien pide encerrar a los menores delincuentes en un cajón de madera y prenderle fuego o incluso quien propone hacer “alimento balanceado” con un pibe delincuente y encontrará también que otros lectores lo apoyan con entusiasmo”. “Adolescencia no es inseguridad”. Las máximas autoridades de niñez de todo el país afirmaron que es “falso y peligroso” atribuir la inseguridad a delitos cometidos por adolescentes, ya que su incidencia cuando se trata de hechos graves es escasa, y sostuvieron que la “demonización de los adolescentes pobres redunda en su discriminación, maltrato y abuso policial”. Lo expresó el Consejo Federal de la Niñez, un organismo integrado por las más altas autoridades en infancia y adolescencia de todo el país, en una declaración titulada “Adolescencia no es sinónimo de inseguridad”. Allí advierte que difundir la idea de una "adolescencia peligrosa" sólo contribuye a que una ley penal juvenil, lejos de respetar la Convención de los Derechos del Niño, se convierta en una mayor carga punitiva contra los menores. (BAE, pág. 12 - Rodolfo Luis Brardinelli; La Nación, pág. 17 – Hernán Capiello - 14/11/08)
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