Los hombres no estamos obligados a ser padres. Quienes lo somos sabemos que la paternidad puede ser una de las aventuras más bonitas y enriquecedoras. Históricamente hemos delegado la crianza en las mujeres, lamentando con frecuencia no ver crecer a nuestros hijos e hijas.
Hoy sabemos que la paternidad nos ofrece la posibilidad de enriquecer nuestra capacidad para:
- Dar y recibir afecto. Los bebés son auténticas esponjas afectivas.
- Perder el miedo al ridículo. Cuanto más hagamos el payaso más se ríen.
- Ponernos en el lugar del otro (o la otra). Para poder atender sus necesidades.
- Ejercitarnos en el cuidado. Recordando la importancia de cuidarnos.
- Aprender a educar. Su maduración dependerá en buena medida de cómo lo hagamos.
- Crecer con ellas y ellos. Aprendiendo de la nueva generación.
Ser padres es más fácil que ejercer de padres. Hay padres ausentes que dedican la mayor parte del tiempo a trabajar, padres que están mucho en casa pero que van a su bola y apenas conocen a sus hijos/as y padres separados que se desentiende e incluso no pagan lo que les corresponde para mantenerlos. Padres que dicen con frecuencia que compensan el poco tiempo que les dedican con la calidad del que comparten, pero sabemos que se engañan, porque poco tiempo siempre es poco, y los buenos momentos, las preguntas importantes o las confidencias, surgen como la vida, espontáneamente, sin esperar al fin de semana ni al momento oportuno.
La crianza es una aventura tan fascinante como agotadora, son muchos años de atención constante, que pueden resultar más llevaderos si son compartidos. Se trata de un placer y una responsabilidad, que requiere tiempo, por eso reivindicamos un permiso de baja por paternidad de igual duración al que disfrutan las madres trabajadoras.
Las niñas y los niños necesitan el amor, el apoyo, el consejo y el ejemplo de sus padres, también en las relaciones de pareja. De nuestra relación con su madre (si la hay) aprenderán como son las relaciones afectivas entre los sexos, y de nuestra implicación en las tareas del hogar cómo entendemos las relaciones de pareja en el espacio doméstico. El ejemplo es el recurso pedagógico más potente.
La decisión de ser o no ser padre corresponde a cada hombre, pero si lo eres o esperas serlo, no te olvides, si quieres ser un buen padre: mójate. Cada día. Cada momento. Y disfruta.
Foro de hombres por la igualdad.
Sevilla, marzo 2007
Hoy sabemos que la paternidad nos ofrece la posibilidad de enriquecer nuestra capacidad para:
- Dar y recibir afecto. Los bebés son auténticas esponjas afectivas.
- Perder el miedo al ridículo. Cuanto más hagamos el payaso más se ríen.
- Ponernos en el lugar del otro (o la otra). Para poder atender sus necesidades.
- Ejercitarnos en el cuidado. Recordando la importancia de cuidarnos.
- Aprender a educar. Su maduración dependerá en buena medida de cómo lo hagamos.
- Crecer con ellas y ellos. Aprendiendo de la nueva generación.
Ser padres es más fácil que ejercer de padres. Hay padres ausentes que dedican la mayor parte del tiempo a trabajar, padres que están mucho en casa pero que van a su bola y apenas conocen a sus hijos/as y padres separados que se desentiende e incluso no pagan lo que les corresponde para mantenerlos. Padres que dicen con frecuencia que compensan el poco tiempo que les dedican con la calidad del que comparten, pero sabemos que se engañan, porque poco tiempo siempre es poco, y los buenos momentos, las preguntas importantes o las confidencias, surgen como la vida, espontáneamente, sin esperar al fin de semana ni al momento oportuno.
La crianza es una aventura tan fascinante como agotadora, son muchos años de atención constante, que pueden resultar más llevaderos si son compartidos. Se trata de un placer y una responsabilidad, que requiere tiempo, por eso reivindicamos un permiso de baja por paternidad de igual duración al que disfrutan las madres trabajadoras.
Las niñas y los niños necesitan el amor, el apoyo, el consejo y el ejemplo de sus padres, también en las relaciones de pareja. De nuestra relación con su madre (si la hay) aprenderán como son las relaciones afectivas entre los sexos, y de nuestra implicación en las tareas del hogar cómo entendemos las relaciones de pareja en el espacio doméstico. El ejemplo es el recurso pedagógico más potente.
La decisión de ser o no ser padre corresponde a cada hombre, pero si lo eres o esperas serlo, no te olvides, si quieres ser un buen padre: mójate. Cada día. Cada momento. Y disfruta.
Foro de hombres por la igualdad.
Sevilla, marzo 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario