Actualmente no hay cifras oficiales para determinar la gravedad en materia de maltrato infantil y la ley poco ha servido para resolver un problema de vieja data que hoy en día presenta matices más graves que en años anteriores. Son tres las formas que puede presentar el maltrato infantil y van desde la agresión psicológica hasta las fuertes golpizas, pero ninguna de ellas deja tantas secuelas como el abuso sexual.Oscar Misle, coordinador de Cecodap, además de asesor y terapeuta, explica que hay una delgada línea entre el castigo, que es para educar, y el maltrato y ello tiene que ver directamente con la intensidad y la intención. Sostiene que los niños y niñas al recibir una nalgada a tiempo pueden entender que el castigo es válido para cubrir las expectativas de su madre o padre, pero el problema comienza cuando un padre o madre influenciado por el cansancio o el estrés se excede al reprenderlo.Misle advierte que en los casos en que el niño o la niña es sometido a un castigo severo habitualmente, buscará desahogarse generando violencia en su entorno como la escuela, o puede responder con formas más sutiles como dejar de comer hasta el punto de llegar a una condición de desnutrición.
Abuso Sexual. Por su parte, Gloria Yasmín de Barboza, presidenta de la Fundación Oficina Nacional de Denuncia del Niño Maltratado (Fondenima), advierte que manejan cifras muy incompletas en materia de maltrato infantil y su muestra se reduce a los casos que son referidos desde el Hospital J.M. de Los Ríos, donde tiene su sede.Ella explica que en un pasado la mayoría de los casos de abuso sexual tenían como responsables a los padrastros, pero hoy en día ha venido aumentando de manera alarmante el número de abusos sexuales que son cometidas por los propios padres biológicos de las víctimas, y afecta por igual a niñas y varones. (El Mundo, pp. 8, 20/10 – Jesús Gerardo Hernández)
Redator: Países da RedeEditor: Carlos Wilson
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