domingo, 30 de noviembre de 2008

Australia.Michael Flood .Tres principios bàsicos.

Pro-masculino. Pro-feminista. Pro-homosexual.

Estos tres términos se han convertido en principios orientadores para un sector significativo del movimiento de hombres, incluyendo la revista australiana XY y los grupos de Hombres contra el Asalto Sexual en Australia.

¿Qué significa cada uno de ellos y cómo deben ser aplicados en la práctica?
Pero, primordialmente, ¿de dónde vienen estas tres frases? El hecho es que han sido tomadas del extranjero. En 1991, cuando fundé la revista XY, quería definir, de alguna manera, lo que XY significaba. La solución fue simple: Tomé la idea de afirmar una "masculinidad sana, amante de la vida y no opresiva" de la revista estadounidense Changing Men (Hombres en Cambio).
Durante un largo tiempo, éstos han sido los principios orientadores de la Organización Nacional de Hombres contra el Sexismo (MASA, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos. Cuando los grupos MASA nos reunimos a nivel nacional por primera vez, en Melbourne en 1992, adoptamos los tres principios como parte de las metas y los objetivos de MASA.
He creído, desde hace mucho tiempo, que para cambiar el mundo se requiere de buenas estrategias y buenas teorías. Se necesitan estrategias que sean efectivas y empoderizantes, y teoría que sea verosímil, coherente y aplicable. Más aún, las estrategias y las teorías deberían reflejarse entre sí y construirse mutuamente.
Todos los movimientos que persiguen cambios sociales adoptan ideologías y creencias como parte de sus luchas. Creo, con pasión, que estos tres principios deberían guiar el movimiento de hombres. Deberían guiar lo que decimos, las clases de estrategias que perseguimos, y lo que publican los boletines y las revistas tales como XY.
Los tres principios tienen, sin embargo, una aplicación mucho más amplia en el desarrollo de una masculinidad alternativa y de una cultura masculina alternativa.
Individualmente, los hombres que tratamos de descubrir qué clase de hombres queremos ser, necesitamos términos de referencia, "ganchos" en los que podamos colgar nuestros deseos y esperanzas. Los tres principios pueden proporcionar precisamente esos términos de referencia, formando un marco de trabajo de las filosofías y visiones personales de los hombres, así como la textura de una nueva cultura.
Dado lo anterior, parece una buena idea el intentar definir cada principio. A continuación describo lo que veo como la médula de cada principio, su base, y luego comento sobre las dificultades implicadas en cada uno. Mi deseo es que esto motivará un mayor desarrollo de nuestras políticas.
Pro-masculino
Ser pro-masculino significa ser positivo respecto a los hombres; creer que los hombres podemos cambiar; apoyar los esfuerzos de cada hombre por lograr un cambio positivo. Significa construir relaciones íntimas y alianzas de apoyo entre hombres. Es reconocer los muchos actos de compasión y nobleza de los hombres. Es resistirnos a sentir desesperanza respecto a los hombres y a descalificarnos, y es rechazar la idea de que los hombres somos intrínsecamente malos, opresivos o sexistas.
Ser pro-masculino es darnos cuenta de que los hombres individuales no son responsables ni pueden ser culpados por las estructuras y valores sociales tales como la construcción social de la masculinidad o la historia de la opresión de las mujeres. Esto debe ser equilibrado con el reconocimiento de que cada hombres es responsable de su conducta opresiva (como la violencia) y puede escoger cambiarla. Si un hombre es sexista u homofóbico, una respuesta positivamente masculina sería ayudarlo y motivarlo a tratar de cambiar esto, y desafiar la conducta, en lugar de atacarlo.
Ser pro-masculino también tiene que ver con el reconocimiento y la apreciación de los aspectos positivos de la masculinidad. La fortaleza, la determinación y el valor son todos aspectos de la masculinidad tradicional y, sin embargo, son características útiles para la habilidad de los hombres para cambiar la sociedad.
El ser pro-masculino está equilibrado por el pro-feminismo. Ser positivamente masculino no significa, por supuesto, apoyar cualquier cosa que los hombres hacen. Debemos mantener un código de ética o valores, y evaluar a los hombres y las masculinidades de acuerdo a éste. Para dar un simple ejemplo, una masculinidad violenta es inaceptable porque la violencia es éticamente inaceptable.
Finalmente, ser pro-masculino es compatible con criticar los aspectos opresivos o destructivos de los grupos o los movimientos de hombres.
Pro-feminista
Ser pro-feminista significa, fundamentalmente, comprometernos a desafiar la opresión de las mujeres, el sexismo y la injusticia por razón de género. Es estar conscientes de las experiencias de las mujeres y dejarnos informar por los análisis que las feministas hacen de la sociedad. Para los hombres en particular, ser pro-feministas significa tratar de desarrollar formas de masculinidad no opresivas y relaciones no sexistas con las mujeres.
Si los hombres nos comprometemos a ser pro-feministas, desafiaremos las actitudes y conductas sexistas de los hombres y trataremos de cambiar nuestro propio sexismo. Los activistas pro-feministas también podemos apoyar las campañas de las mujeres o trabajar con feministas, así como consultar a grupos feministas y estar disponibles para éstos.
El término "pro-feminista" es casi equivalente a "anti-sexista", y a menudo utilizo los dos términos indistintamente. Pero me gusta el término pro-feminismo pues sugiere un compromiso explícito y continuo a apoyar el feminismo. Sin esto, los hombres podríamos caer en una comprensión del sexismo que desvirtúa el poder de los hombres sobre las mujeres.
Uno de los verdaderos placeres de estar en estrecho contacto con el feminismo es el poder disfrutar la cultura de las mujeres -- la literatura, las películas e ideas fantásticas, inspiradoras y a menudo desafiantes que han florecido en las últimas tres décadas. Mi propio sentido de la sociedad que anhelo -mi utopía- ha sido inspirado, por ejemplo, por el libro La mujer al borde del tiempo, de Marge Piercy, y mi sentido de pasión ha sido formado, en parte, por las películas feministas y, por supuesto, por las mujeres mismas.
Ser pro-feminista no significa sentirnos culpables o avergonzados de ser hombres. (Pero sentir vergüenza, por ejemplo, de haber lastimado a alguien es una parte saludable del proceso de cambio.)
El pro-feminismo no debería significar que los hombres creamos saberlo todo acerca del feminismo o hacer ciertas cosas que recibirán la aprobación de las feministas. Y no creo que los hombres deberíamos, o de hecho necesitaríamos, llamarnos "feministas". Los términos tales como "pro-feminista" y "antisexista" son claros y pueden ser utilizados con orgullo.
Pro-homosexual
Ser pro-homosexual significa comprometernos a desafiar la homofobia y el prejuicio y la opresión contra las personas homosexuales. Significa estar conscientes de las experiencias de los homosexuales y las lesbianas, y dejarnos informar por los análisis que ellos y ellas hacen de la sociedad. Para los hombres en particular, ser pro-homosexual significa reconocer el papel de la homofobia en las operaciones de la masculinidad, y formar relaciones íntimas y de apoyo con los hombres, heterosexuales y demás.
Los hombres pro-homosexuales no asumiremos que todas las personas son heterosexuales y aceptaremos y acogeremos a (otros) hombres homosexuales. Trabajaremos en nuestra propia homofobia o heterosexismo y los desafiaremos en otros hombres e instituciones. Ser pro-homosexual significa apoyar la expresión de la sexualidad homosexual y de otras sexualidades no heterosexuales.
Los hombres pro-homosexuales en el movimiento de hombres podemos apoyar la lucha contra la opresión sexual o trabajar con (otros) hombres homosexuales. Y deberíamos estar conscientes de cómo nuestras campañas en asuntos relacionados con los hombres pueden afectar a los hombres homosexuales y a la cultura homosexual en particular. (Por ejemplo, las campañas contra la pornografía podrían conducir a la prohibición de literatura sobre el sexo más seguro o de la pornografía homosexual.) Los hombres heterosexuales pueden formar amistades y alianzas con hombres homosexuales o bisexuales, así como explorar las posibilidades del deseo y el sexo con personas de su mismo sexo.
Al igual que ocurre con los otros dos principios, se debe evitar algunas trampas. Los hombres homosexuales pueden enseñarles mucho a los heterosexuales acerca de la intimidad entre hombres y de las posibilidades para una masculinidad sensual, expresiva e igualitaria. Pero los hombres homosexuales y la cultura homosexual también pueden ser sexistas y aun misóginos (o sea, que odian a las mujeres) y esto no debe ser tolerado.
Los hombres heterosexuales que son pro-homosexuales no debemos aceptar la idea de que la heterosexualidad es, de alguna manera, fundamentalmente poco sólida u opresiva. Podemos criticar algunos aspectos de la cultura y la conducta sexual heterosexuales (tales como coaccionar a las mujeres a tener relaciones sexuales), pero también podemos practicar la autoaceptación y explorar una heterosexualidad positiva y no opresiva.
Dificultades
Cada uno de los tres principios presenta complejidades y contradicciones, y su intersección en sí provoca aún más tensiones. Y aunque sería interesante evaluar el grado al cual el movimiento de hombres en Australia ha adoptado cada principio, dejaré eso para otra ocasión.
La dificultad de ser pro-masculino radica en la tensión entre, por un lado, un análisis crítico de los hombres y la masculinidad y, por el otro, la necesidad de ser positivos hacia los hombres y las posibilidades de cambio.
En el movimiento de hombres, debería ser una cuestión de fe el que los hombres no somos esencialmente opresivos y que somos perfectamente capaces de ser personas amorosas y tiernas. La idea de que la conducta de los hombres es determinada biológicamente no puede ser intelectualmente justificada, y este tipo de esencialismo o determinismo biológico ha sido ampliamente desacreditado en los círculos académicos. Pero para nosotros, como hombres, también es pragmática o estratégicamente necesario rechazar tal idea.
Hace algunos días charlé en el Café Tilleys con un bello hombre del grupo MASA de Canberra. Como trabajador social, él se enfrenta cada día al horror de la violencia de los hombres hacia las mujeres, los niños y las niñas, y me hizo pensar en lo fácil que es perder la fe en los hombres. Aun así, conozco a muchas feministas que también ven esta aniquilante situación y, sin embargo, escogen amar hombres y compartir su vida con ellos. Si las mujeres pueden hacerlo, también nosotros podemos -- y muchos lo hacemos.
Hombres buenos
Si vamos a construir una cultura alternativa y antisexista, necesitaremos una expresión mucho más fuerte de las clases de masculinidades que nos gustaría ver. Esto es, debemos definir las cualidades que hacen bueno a un hombre, un hombre que encarne una "masculinidad sana, amante de la vida y no opresiva", según los lineamientos de XY. Imagino que estas cualidades incluyen: orgullo, sensibilidad, cuidado, coraje, pasión, generosidad, fortaleza y humildad.
No puedo pensar en muchos modelos positivos e inspiradores de una masculinidad alternativa. ¿A quién podríamos nominar? ¿Billy Bragg, Dustin Hoffman, Julian Cleary, Gandhi, Sting, Bart Simpson? Quién sabe. Pero estoy seguro de que se me puede ocurrir un mejor modelo que ese molesto estereotipo del tipo sensible de "new age", a quien típicamente se le ve como alcahuete, plagado de culpa y levemente patético.
A fin de construir una cultura alternativa, necesitaremos motivar nuevos héroes, nuevos modelos y nuevas imágenes de los hombres y de la masculinidad.
El feminismo y los hombres
La mayoría de hombres se resiste a los mensajes pro-feministas o antisexistas. Crecimos en una cultura patriarcal, se nos ha inculcado una visión patriarcal del mundo, y no es tarea fácil deshacer lo construido.
Más aún, el feminismo es una "mala palabra" para muchos hombres, especialmente debido a la tergiversada presentación que los medios han hecho del feminismo. A menudo, el feminismo es presentado como marginal, desactualizado, hostil y puritano. No es extraño que tantos hombres no quieran escuchar a las feministas.
¿En pro de qué feminismo estamos? La variedad de perspectivas teóricas dentro del pensamiento feminista presenta una mayor complicación para que los hombres practiquen el pro-feminismo. Pero creo que éste no es un problema tan grande, mientras los hombres adopten algún tipo de feminismo.
Seguirá siendo una batalla continua el mantener y diseminar una perspectiva pro-feminista entre hombres del movimiento de hombres y en la sociedad en general. Muchas secciones del movimiento de hombres no se dejan informar por los análisis realizados por las feministas, mientras que otras son explícitamente hostiles al feminismo.
Problemas de ser pro-homosexual
La mayor dificultad de declararnos pro-homosexuales es que nos enfrentamos al grueso muro del prejuicio social. Tal como expliqué en mi artículo "Camisa de fuerza" (Straighjacket, XY, Invierno de 1993), la homofobia es un factor clave para mantener a los hombres "en su lugar", es decir, dentro de los límites de la masculinidad convencional.
Para ser pro-homosexuales, los hombres tendremos que superar nuestras profundamente arraigadas actitudes homofóbicas y respuestas emocionales. Esto requerir de más que la tolerancia liberal y la falsa intimidad que a veces ha caracterizado a las reacciones de los hombres heterosexuales a los homosexuales.
La combinación de ser pro-masculino y pro-feminista presenta algunos conflictos. Existen importantes desacuerdos en las teorías feminista y lésbica/homosexual sobre la pornografía, el sadomasoquismo, la prostitución y el sexo intergeneracional.
No hay una regla dorada sobre cómo proceder ante estos conflictos entre diferentes perspectivas sobre la sexualidad y el género. Supongo que lo más que se puede pedir es que procedamos en una forma inteligente y respetuosa.
Hay problemas con el término "pro-homosexual" en sí. Éste sugiere una simple dicotomía de heterosexual versus homosexual, mientras que la realidad es que los deseos, prácticas e identidades sexuales de las personas ocupan un vasto y diverso continuo. Creo que también deberíamos cuestionar todo el sistema que categoriza rígidamente la sexualidad en heterosexual y homosexual.
El ser pro-homosexual, como expuse anteriormente, es una opción disponible tanto para hombres no homosexuales como para aquellos que se identifican como homosexuales. Pero el trabajo necesario y la acción emprendida podrían ser muy distintos para esos hombres diferentes.
Hasta aquí he descrito los tres principios, argumentando que éstos deben orientar el activismo de los hombres y el desarrollo de vidas personales y culturas alternativas. Pero no creo que esto sea suficiente. También creo que deberíamos comprometernos contra el racismo y, me atrevo a sugerir, con una perspectiva socialista. No soy muy conocedor de ninguna de estas políticas, pero siento que ambas son muy relevantes para los hombres.
En la práctica
Cada uno de los tres principios, además de sugerir lo que se debe hacer, también recomienda lo que no se debe hacer. Cada principio prohibe y convierte en ilegítimas las creencias y acciones contra los hombres, contra el feminismo y contra los homosexuales y las lesbianas. Lo que se está forjando aquí es un grupo de criterios para evaluar lo que hacemos y la forma en que pensamos. Cada uno de los tres principios sugiere un compromiso político, una actitud personal y una serie de estrategias que deberíamos tener, así como actitudes y estrategias que no deberíamos tener.
Más allá de los tres principios se encuentra un sentido más profundo de ética o justicia. Ya sea que estemos considerando las relaciones entre mujeres y hombres o entre hombres y hombres, estamos evaluándolas y dándoles forma en términos de valores tales como justicia, igualdad y liberación.
Los tres principios son una potente e inspiradora declaración de convicción e intención. Espero haber ofrecido un bosquejo de lo que cada principio significa y no significa, como parte de un proyecto más amplio del desarrollo de buenas teorías y buenas estrategias.

Título original: Three principles for menTraducción: Laura E. AsturiasXY: men, sex, politics 1995

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