viernes, 20 de febrero de 2009

Inglaterra.Papa a los 13 años.



En Argentina no se mide la paternidad infantil y adolescente, y es cierto que tampoco se dimensionan los efectos en los varones de su paternidad precoz y de los mandatos que los obligan a ser proveedores a corta edad. Pero sí se sabe que por año cerca de 3000 chicas de entre 10 y 14 años se convierten en madres niñas. ¿Alfie es un caso que sorprende porque pone en tapa la paternidad adolescente? ¿Por qué en el primer mundo no sucede? ¿O por qué nos acostumbramos a que las niñas dejen la infancia pero ver a un varón con sus brazos ocupados en acunar a una bebé es una imagen tan fuerte que despierta?
La foto de un niño que, en Gran Bretaña, fue padre de un bebé que podría confundirse con cualquiera de sus muñecos, sorprendió al mundo y provocó más de un debate. Sin embargo, miles de niñas son forzadas a la maternidad mediante la violencia sexual y merced al fundamentalismo pro vida que les impide abortar. Pero esas historias apenas conmueven.
Dolor y esperanzas. “La nota optimista puede encontrarse en el hecho de que este nacimiento no ha reiterado la imagen conocida de la madre adolescente, a cargo de un niño cuyo padre, desconocido, está ausente y no es requerido socialmente para hacerse cargo. Si bien es doloroso ver a un niño-padre, percibir a un varón sosteniendo a su hija permite alentar, al menos, una débil esperanza de que la reproducción humana sea reconocida como un tema que involucra a ambos géneros”, escribió en el diario Páginal12 la psicóloga Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
(Páginal12, Sup. Las/12, pág. 7, 20/2/09)

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